¿Es la conciencia artificial un aspecto clave de la rama dura de la inteligencia artificial (IA fuerte)?
¿Se puede aplicar la conciencia artificial como un enfoque pragmático en la rama débil de la IA?
¿Son la IA fuerte y la conciencia artificial la misma cosa?
El campo de la conciencia artificial es relativamente inmaduro si lo vemos como un paradigma científico e ingeniril multidisciplinar [1]. Sin embargo, podemos tratar de contestar a las preguntas anteriores con un buen grado de confianza.
En contraposición a la IA débil, la rama dura de la IA (IA fuerte) establece que un ordenador convenientemente programado es una mente. En general, la IA fuerte supone que es posible construir máquinas que realmente pueden pensar y sentir. En este contexto, la conciencia artificial se referiría a la parte emocional de la hipotética máquina propuesta por la IA fuerte. Desde mi punto de vista, la mayoría de las formas de razonamiento son posibles sin ninguna capacidad de consciencia o emoción. Un ser así se denomina (filosóficamente) zombi [2]. Por lo tanto podríamos argumentar que la conciencia artificial es clave para la IA fuerte «consciente», pero podría ser obviada en una forma relajada de IA fuerte «zombi». Esto sería verdad si el razonamiento y la conciencia son realmente independientes, pero… ¿qué pasaría si razonamiento y conciencia están íntimamente relacionados? ¿mayor capacidad de razonamiento implica mayor conciencia? En mi humilde opinión, esta pregunta no se puede responder a no ser que se comprender verdaderamente la naturaleza de la conciencia. Tal explicación incluiría los aspectos fenomenológicos de la conciencia (ver definición de Qualia) [3].
Incluso aunque la conciencia artificial se puede identificar fácilmente como un paradigma de la ciencia ficción, creo que puede tener un papel importante en el dominio de la IA débil. La aplicación de modelos de la conciencia humana a máquinas y su programación es una forma de bioinspiración. Podemos estudiar los procesos cognitivos relacionados con la conciencia (como la atención o la propiocepción), y utilizar los mismos principios en máquinas artificiales. Un asunto mucho más arduo es la dimensión fenomenológica de la conciencia, cuyos fundamentos biológicos subyacentes no son conocidos. Este es uno de los huecos que quedan por llenar en el campo de la IA fuerte.