Raúl Arrabales Moreno

Neurociencia Cognitiva, Inteligencia Artificial y Conciencia Artificial

Alexitimia, cuando no me doy cuenta de lo que siento

Es bastante común que algunas personas, en determinados momentos de su vida, tengan dificultades para ser conscientes de lo que están sintiendo. No se trata de una enfermedad mental, ni de un trastorno psicológico, simplemente necesitamos aprender a conectar con nuestras propias emociones y no todos hemos tenido en el pasado las mismas oportunidades para poder hacerlo.

La alexitimia es el nombre que le ponemos los psicólogos a la dificultad que puede experimentar una persona para conectar, hacerse consciente e identificar claramente las emociones que está sintiendo en un momento dado.

Como tantas otras cosas en la vida, la identificación de nuestras propias emociones, incluso el reconocimiento de las emociones que sienten otras personas, es algo que se aprende desde la primera infancia. Por múltiples motivos este proceso de aprendizaje puede no discurrir por el camino más adecuado y nos podemos encontrar con que en la adolescencia o en la adultez no tengamos una buena capacidad de saber lo que realmente sentimos.

Cuando tenemos un alto grado de alexitimia nos cuesta mucho discriminar claramente lo que nos está pasando. Los demás pueden notar que nos encontramos mal, pero si nos preguntan sobre nuestros sentimientos nos encojemos de hombros y contestamos de forma muy simple:

- ¿Qué te pasa?
- No sé... Estoy mal.

Contestar de esta forma a una pregunta sobre nuestros sentimientos es muy típico de alguien con dificultad para identificar sus propias emociones. En el caso de la alexitimia no es que la persona quiera ocultar sus emociones al otro, es que literalmente no sabe lo que le pasa, simplemente sabe que se encuentra mal, se da cuenta de que está experimentando una emoción positiva o negativa, pero no tiene claridad mental acerca de cuales son las emociones específicas que está sintiendo ni por qué.

De hecho, es común que la persona con un alto grado de alexitimia se sorprenda cuando le piden más explicaciones, ya que a menudo ni siquiera concibe que pueda tener acceso a tener una información más clara y específica sobre lo que está sintiendo. La posibilidad de sentir y discriminar entre una gran variedad de diferentes emociones simplemente escapa a su capacidad actual.

Si imaginamos a otra persona sin alexitimia ante una situación similar, la respuesta a la pregunta sobre su estado emocional es muy distinta:

- ¿Qué te pasa?
- Estoy hoy abatida, sin ganas de hacer nada, me siento triste y decepcionada conmigo misma. Ayer hice un examen, me puse nerviosa y me salió fatal. Uf, también me siento culpable, creo que debería haber estudiado más.

En este caso podemos observar como hay un conocimiento mucho más detallado y preciso de las emociones que la personas está sintiendo, incluso de cuál es su origen. Por consiguiente, es más probable que la personas sepa también encontrar la forma de manejar dichas emociones y decidir cómo puede actuar para resolver la situación.

Las personas con un alto grado de alexitimia no tienen estas capacidades de introspección emocional tan desarrolladas y se ven a menudo envueltas en un bloqueo mental que les impide tomar decisiones de forma adaptativa. Al no tener claro lo que les pasa, tampoco tienen claro lo que pueden hacer para solucionarlo. Recordemos que las emociones son una guía, una brújula para el comportamientosin poder reconocerlas adecuadamente nos sentimos perdidos.

Además, las emociones son procesos eminentemente fisiológicos (corporales). Las emociones modulan de forma directa el funcionamiento de nuestro organismo. Todas las funciones fisiológicas se ven alteradas cuando las emociones no se gestionan adecuadamente. Ya sabemos que nuestro nivel de energía o activación, el ritmo cardiaco, la tensión arterial, la respiración, la función digestiva, etc. están en constante interacción con nuestro estado emocional. ¿Qué ocurre entonces con nuestro cuerpo cuando no somos capaces de identificar nuestras propias emociones?

Pues es muy común, en personas con alto grado de alexitimia, que aparezcan trastornos psicosomáticos. Como la emoción no se resuelve de forma adaptativa mediante una identificación adecuada y tampoco se despliega una estrategia de afrontamiento saludable, el patrón de activación fisiológico asociado a la emoción persiste en el cuerpo y termina provocando gran variedad de disfunciones y síntomas físicos. En definitiva, vemos que la persona «somatiza» su malestar emocional. Es decir, como la persona no tiene los recursos necesarios para identificar y gestionar la emoción de forma consciente, el cuerpo termina expresándolo en forma de síntomas físicos (psicosomáticos).

En la actualidad contamos con gran evidencia científica sobre la influencia que provoca el malestar psicológico en multitud de trastornos orgánicos: endocrinos, inmunológicos, gastrointestinales, respiratorios, dermatológicos, sexuales, musculares, etc.

De hecho, el propio concepto de alexitimia se acuñó a partir del trabajo de Sifneos (1973) con pacientes de enfermedades psicosomáticas. Este investigador se dio cuenta de que existía un patrón psicológico bastante frecuente en este grupo de pacientes, que incluía:

  • Funcionamiento emocional degradado.
  • Pobreza de imaginación.
  • Incapacidad para encontrar las palabras adecuadas para describir sus emociones.

Aunque, como hemos visto, la alexitimia está muy presente en personas con trastornos psicosomáticos, también aparece muy relacionada con otros trastornos psicológicos, especialmente con la depresión, el trastorno de espectro autista, el estrés postraumático y el dolor crónico. No obstante, en general, la alexitimia está presente aproximadamente en un 10% de la población general (Arrabales, 2019).

La buena noticia es que la alexitimia es relativamente fácil de detectar, bien a través de una entrevista de evaluación con un psicólogo o mediante pruebas de autoinforme como el TAS-20 (Escala de Alexitimia de Toronto).

Además, si, como es habitual, el alto grado de alexitimia no tiene su origen en una lesión del sistema nervioso o en un trastorno grave del neurodesarrollo, es un problema que puede tratarse con bastante efectividad a través de la psicoterapia. De hecho, es un aspecto con el que los psicólogos estamos acostumbrados a trabajar y obtener buenos resultados. Para ello, utilizamos múltiples técnicas que permiten que la persona logre establecer una conexión efectiva con sus propias emociones.

Estos cambios son posibles gracias a la plasticidad neuronal, nuestro cerebro nunca deja de aprender cosas nuevas y conectarse con lo que uno mismo siente es uno de los aprendizajes más beneficiosos que se pueden realizar en la vida.


Referencias

Arrabales, R. “Evaluación y Tratamiento de la Alexitimia con Herramientas de Inteligencia Artificial“. Proyecto Fin de Máster. Universidad Internacional de la Rioja. Mayo, 2019.

Sifneos, P. E. (1973). The prevalence of ‘alexithymic’ characteristics in psychosomatic patients. Psychotherapy and Psychosomatics, 22(2), 255-262.

Raúl Arrabales

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